Atanarico nació alrededor del año 328, hijo del jefe Aorico y nieto de Ariarico. Se crió en un contexto de constantes enfrentamientos con el Imperio romano, lo que forjó su carácter guerrero y su determinación antirromana. Ascendió al poder en el año 365 d.C. en un contexto de creciente tensión entre los tervingios y el Imperio romano.
En un momento de guerras civiles, apoyó con 10 000 soldados a Procopio, quien perdió contra Valente, que inmediatamente organizó unas campañas para acabar con los rebeldes godos. Los derrotó y llegaron a un nuevo pacto. Este pacto, aunque necesario para la supervivencia de los tervingios, debilitó la posición de Atanarico como líder. Algunos sectores del pueblo lo vieron como un gesto de debilidad y como un sometimiento al poder romano.
En el año 372 d.C., una nueva amenaza se cernía sobre los godos: la invasión de los hunos. Aceptó a los refugiados greutungos y planteó combate a los hunos, pero fueron derrotados. Tras esta derrota, fue derrocado por Alavivo y Fritigerno, y Atanarico se vio obligado a huir con sus seguidores hacia las montañas.
Asediados por los hunos y con escasos recursos, la posición de Atanarico se volvió muy difícil. Intentaría realizar algún hostigamiento a Fritigerno, pero al perder el favor de Roma y habiéndolo ganado ellos, acabó viviendo aislado con los pocos seguidores que aún le seguían.
Atanarico acabó llegando como refugiado a Constantinopla y murió poco después, en el año 381.
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