Aorico fue un caudillo tervingio, hijo de Ariarico, que vivió en la segunda mitad del siglo IV d.C. Nació en el territorio de la actual Rumanía, en el seno de una familia de la nobleza gótica.
En 332, su padre, Ariarico, firmó un tratado con el emperador romano Constantino I el Grande, por el que los tervingios se comprometían a defender las fronteras del Imperio Romano contra los sármatas. Aorico, como hijo del caudillo, jugó un papel importante en la negociación de este tratado, yendo él junto a otros hijos de nobles godos como rehenes para garantizar que se cumpliera el pacto. Y aunque fueron tratados con todos los lujos, nunca llegó a aceptar la supremacía de Roma y les guardó un odio eterno que transmitiría a su hijo Atanarico.
En la década de 340, surgió un conflicto entre los tervingios y los romanos por el que aquellos cruzaron en invierno el Danubio, en aquel momento helado, para invadir Mesia. Aorico lideró a los tervingios en esta invasión, que resultó exitosa. En esta y como represalia contra Roma, persiguió a los cristianos al verlos como una amenaza a sus costumbres y religión, y percibirlos como un elemento prorromano que estaba empezando a calar entre el pueblo godo.
En 348, Aorico se enfrentó al emperador Constancio II en la batalla de Marcianople. La batalla fue una victoria romana, pero Aorico logró escapar.
En 351, Aorico se enfrentó de nuevo a los romanos en la batalla de Mursa Major. Esta vez, la batalla fue una victoria tervingia. Aorico aprovechó su victoria para negociar un nuevo tratado con los romanos, por el que los tervingios se comprometían a abandonar Mesia y establecerse en Tracia.
Aorico murió en 352, siendo sucedido por su hijo Atanarico.
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