Justa y Rufina nacieron en el seno de una familia cristiana que practicaba su fe en secreto, durante una época de persecución religiosa en la Hispania romana. Se criaron en Hispalis, en Sevilla, donde desde pequeñas se familiarizaron con el oficio de la alfarería, una tradición que heredaron de sus padres.
Las hermanas no solo aprendieron las técnicas de modelado y cocción del barro, sino que también desarrollaron una gran sensibilidad artística. Sus piezas cerámicas eran apreciadas en toda la ciudad por su belleza, funcionalidad y calidad.
Devoción Cristiana:
A pesar de vivir en un entorno hostil para su fe, Justa y Rufina crecieron con una profunda devoción cristiana. Su hogar se convirtió en un refugio para otros cristianos que buscaban practicar su religión en secreto. Las hermanas compartían sus creencias con aquellos que lo deseaban, ofreciéndoles apoyo espiritual y consuelo.
Leyenda del Martirio:
La leyenda más conocida sobre Justa y Rufina narra su martirio durante las fiestas paganas en honor a la diosa Venus. Se cuenta que mientras las hermanas trabajaban en su taller, una procesión ruidosa pasó por su casa. La multitud pedía limosna para ofrendar a la diosa, pero Justa y Rufina, fieles a su fe, se negaron a participar en lo que consideraban un acto de idolatría.
Su negativa enfureció a los presentes, quienes las denunciaron ante el prefecto romano Diogeniano. Las hermanas fueron arrestadas y llevadas ante el tribunal, donde se les exigió que renegaran de su fe cristiana y adoraran a los dioses paganos.
La Festividad de las Adonias: Homenaje a Adonis y Salambó
En esta ocasión, las calles se engalanaban para celebrar las Adonias, una festividad dedicada a rendir tributo a Adonis, dios de la belleza y la vegetación. La imagen del ídolo de Salambó, diosa de origen babilónico y equivalente a Venus, era transportada en andas por las multitudes, en un ambiente de fervor y devoción.
Esta celebración, que duraba varios días, incluía procesiones, banquetes y rituales simbólicos. Las mujeres, en particular, jugaban un papel protagónico en las Adonias, lamentando la muerte de Adonis y adornando sus hogares con jardines en miniatura, representando la renovación de la vida.
La figura de Adonis, estrechamente vinculada a la fertilidad y la naturaleza cíclica de la vida, despertaba una profunda conexión emocional entre los participantes. Su muerte y posterior resurrección simbolizaban la constante transformación del mundo natural, ofreciendo un mensaje de esperanza y renovación.
Salambó, por su parte, representaba la belleza femenina, el amor y la sensualidad. Su presencia en la festividad completaba la dualidad de la naturaleza, uniendo lo divino masculino con lo femenino terrenal.
Las Adonias, más allá de ser una simple celebración religiosa, constituían una expresión cultural de gran arraigo popular. Permitían a las personas conectar con sus creencias, honrar a sus deidades y celebrar los ciclos de la naturaleza en un ambiente de alegría y fervor colectivo.
El Martirio Inquebrantable de Justa y Rufina
El prefecto Diogeniano, en su afán por erradicar el cristianismo de Sevilla, ordenó la captura de Justa y Rufina. Las santas, firmes en su fe, se negaron a renunciar a sus creencias, incluso ante las crueles torturas a las que fueron sometidas: el potro, los garfios de hierro, el hambre y la sed. Su fortaleza espiritual las llevó a superar cada prueba, frustrando los planes del prefecto. Sin embargo, Diogeniano no se rindió y las condenó a una penosa caminata descalzas hasta Sierra Morena. A pesar del agotamiento y el dolor, Justa y Rufina completaron el trayecto, demostrando una vez más su inquebrantable voluntad. Ante la inutilidad de sus esfuerzos por doblegarlas, Diogeniano las encarceló nuevamente, donde Justa finalmente sucumbió. Su cuerpo fue arrojado a un pozo, pero el obispo Sabino lo recuperó poco tiempo después. Rufina, la última en pie, fue llevada al anfiteatro para ser devorada por un león. Sin embargo, en un acto milagroso, la bestia se comportó dócilmente, lamiendo sus vestiduras como si se tratara de una mascota. Diogeniano, enfurecido por este nuevo fracaso, ordenó la decapitación y quema de Rufina. El obispo Sabino, una vez más, recogió sus restos y las enterró juntas en el año 287. A partir de ese momento, Justa y Rufina comenzaron a ser veneradas como santas por la comunidad cristiana de Sevilla. Su martirio se convirtió en un símbolo de la fe inquebrantable y la resistencia ante la opresión.
Patronas de Sevilla y los Alfareros:
Con el paso del tiempo, la devoción a Justa y Rufina se extendió por toda España. Se convirtieron en las patronas de la ciudad de Sevilla y de los gremios de alfareros y cacharreros.
En Sevilla, su festividad se celebra con gran fervor el 17 de julio, día en que sus reliquias fueron trasladadas desde la isla de Tablada a la Catedral de Sevilla. Las calles de la ciudad se llenan de ofrendas, procesiones y actos religiosos en honor a las santas hermanas.
Legado y Significado:
Justa y Rufina representan la fuerza de la fe, la valentía ante la adversidad y la importancia de defender los propios principios. Su historia ha inspirado a generaciones de cristianos y sigue siendo una figura importante en la cultura y religiosidad de Sevilla.
Su legado se extiende más allá de la esfera religiosa, ya que también son consideradas patronas de los alfareros. Su oficio, humilde pero esencial, representa la capacidad del ser humano para transformar la materia prima en objetos de belleza y utilidad.
Más allá de la Leyenda:
Si bien la historia de Justa y Rufina está marcada por la leyenda y la tradición oral, existen también estudios históricos que avalan su existencia y martirio.
Las primeras referencias a las santas se encuentran en inscripciones de los siglos VI y VII, donde se mencionan sus reliquias. El Martiriologium Hieronymianum, un antiguo martirologio cristiano, menciona a Santa Justa, mientras que el Acta Sanctorum, una recopilación de hagiografías, recoge numerosos documentos relacionados con las dos hermanas.
Cuestionando la Historicidad de Justa y Rufina: Un Análisis Crítico
La veneración de Justa y Rufina como santas ha sido parte de la tradición e identidad sevillana durante siglos. Sin embargo, en los últimos tiempos, han surgido interrogantes sobre la veracidad histórica de su martirio y la naturaleza de su culto. Uno de los puntos más críticos es la tardía aparición de sus nombres en los registros históricos. No se encuentran menciones a estas santas hasta documentos del siglo VII, varios siglos después de su supuesto martirio. Esto contrasta con la práctica habitual de la época, donde los mártires eran venerados y sus historias registradas poco después de su muerte.
La fuente más antigua disponible, el Martirologium Hieronymianum, también presenta serias dificultades que la convierten en una base poco fiable. Esta obra, que data de los siglos VI y VII d.C., contiene numerosas inconsistencias y errores, incluyendo relatos legendarios, confusiones en topónimos, errores en nombres y fechas, e incluso cambios de género en los personajes. Estas imprecisiones se vieron agravadas por el trabajo de los copistas posteriores, quienes añadían o eliminaban texto arbitrariamente, con el resultado de que "los ejemplares más antiguos presentaran ya un aspecto ininteligible en numerosos pasajes".
A la luz de estas inconsistencias, algunos investigadores cuestionan la historicidad de Justa y Rufina, sugiriendo que sus figuras podrían ser producto de leyendas piadosas o fusiones de diferentes historias hagiográficas. Es importante destacar que esta visión crítica no busca negar la importancia cultural y devocional de Justa y Rufina para la ciudad de Sevilla. Su legado como símbolos de fe y valentía sigue vigente, independientemente de la exactitud histórica de su martirio. Sin embargo, es fundamental abordar estas cuestiones con rigor histórico y académico para comprender mejor la naturaleza de su culto y el contexto en que se desarrolló. La investigación crítica no pretende destruir la fe o la devoción, sino enriquecerla con una visión más profunda y fundamentada de la historia y la tradición.
Devociones a Justa y Rufina: Un Culto Extenso y Arraigado
Sevilla: Las Alfareras Protectoras
En la ciudad de Sevilla, Justa y Rufina gozan de una veneración especial. Se las considera protectoras de la Giralda y la Catedral, atribuyéndoles el milagro de su supervivencia tras el terremoto de 1504.
Las santas hermanas son representadas junto a la Giralda, portando palmas como símbolo de su martirio y con objetos de barro que aluden a su oficio alfarero. En la Catedral, una capilla dedicada a las santas alberga sus esculturas, provenientes de la Iglesia del Salvador y realizadas en 1728 por Pedro Duque y Cornejo.
Una leyenda local cuenta que las santas estuvieron presas en las mazmorras del Colegio Salesiano de la Santísima Trinidad. Allí, con sus propias uñas, tallaron una cruz en una columna de mármol que aún se conserva en el lugar. Un altar dedicado a las santas completa este espacio de devoción.
La festividad de Justa y Rufina se celebra en Sevilla el 17 de julio. Durante estos días, la ciudad se engalana y se celebran diversos actos en su honor.
Manises: Las Santes Escudelleres
En Manises, las santas Justa y Rufina son conocidas como "Les Santes Escudelleres", un apelativo que hace referencia a su oficio de alfareras. Desde 1746 son patronas del gremio de artesanos ceramistas y, desde 1925, patronas canónicas de la ciudad.
Del 13 al 19 de julio, Manises se vuelca en las celebraciones en honor a "Les Santes". Destaca la Fiesta de la Cerámica, la Cabalgata de la Cerámica del 18 de julio, donde se lanzan miles de piezas desde las carrozas, y la Procesión General del 19 de julio, donde las imágenes de las santas recorren las calles acompañadas por fieles y devotos.
Las imágenes de "Les Santes" se encuentran durante todo el año en la Iglesia de San Juan Bautista, donde reciben culto. Las actuales imágenes, realizadas en 1940 por Pío Mollar, sustituyen a las que fueron quemadas en 1936.
La calle de las Santas Justa y Rufina, un retablo cerámico en la Avenida Blasco Ibáñez y el Monumento al Ceramista Manisero son algunos de los lugares donde se puede encontrar presencia de las santas en la ciudad.
Calzadilla de Tera: Devoción con Raíces Históricas
En Calzadilla de Tera, Zamora, la devoción a Justa y Rufina se celebra con fervor el 19 de julio. Se desconoce con exactitud el origen de esta veneración, pero se cree que podría estar relacionada con el paso de las reliquias de San Isidoro de Sevilla por la localidad en 1063.
La festividad en Calzadilla de Tera coincide con la Vía Romana XVII, por donde se transportaba el oro de las Médulas, y con el Camino de Santiago Mozárabe, lo que sugiere un posible vínculo histórico con el traslado de las reliquias de San Isidoro y la presencia de obispos como Albito de León y Ordoño de Astorga.
Justa y Rufina por Francisco de Goya
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