Jīvaka Komārabhacca, cuyo nombre en sánscrito es Jīvaka Kaumārabhṛtya, fue una figura destacada en la historia del budismo y la medicina tradicional de la India. Vivió en el siglo V a.C. en Rājagṛha, la actual Rajgir, y es ampliamente reconocido como el médico personal tanto del Buda como del rey indio Bimbisāra. A menudo llamado el "Rey de la Medicina" o "Médico Tres Veces Coronado", su figura ha trascendido las fronteras geográficas y temporales, siendo reverenciado por curanderos tradicionales en numerosos países asiáticos.

Los relatos sobre la vida y las hazañas de Jīvaka se encuentran en los primeros textos budistas, como las tradiciones Pāli y Mūlasarvāstivāda, así como en discursos budistas posteriores y textos devocionales Avadāna. Aunque los detalles específicos pueden variar entre las diferentes tradiciones, existe un consenso general sobre los aspectos fundamentales de su vida. Se dice que nació como expósito de una cortesana, pero fue encontrado y criado en la corte real de Bimbisāra. Su sed de conocimiento lo llevó a Takṣaśilā, donde se convirtió en un estudiante sobresaliente de medicina tradicional. Al regresar a Rājagṛha, su destreza médica le valió el reconocimiento y el nombramiento como médico personal del rey y del Buda.
A medida que su relación con el Buda se profundizó, Jīvaka se
convirtió en un ferviente seguidor del budismo y fundó el
monasterio Jīvakarāma. Su vida tomó un giro trágico con el
asesinato de Bimbisāra a manos de su hijo Ajatashatru. Sin embargo,
Jīvaka desempeñó un papel crucial en llevar al nuevo rey ante el
Buda, quien lo ayudó a arrepentirse de sus acciones.
Las múltiples versiones de la vida temprana de Jīvaka
Los relatos sobre la vida temprana de Jīvaka presentan
variaciones significativas entre las diferentes tradiciones textuales
budistas. Si bien la versión más antigua lo describe como un
expósito de una cortesana sin ascendencia real que vivio sobre el
siglo V a.C , las versiones posteriores embellecen la historia para
atraer a un público más amplio. En estas versiones, la madre de
Jīvaka se identifica con la legendaria cortesana Āmrapālī, y su
padre se transforma en el rey Bimbisāra.
Jīvaka: ¿El verdadero "Rey de la Medicina"?
Estas versiones posteriores buscan elevar la figura de Jīvaka,
presentándolo como el verdadero "Rey de la Medicina". Para
respaldar esta afirmación, se introducen elementos legendarios como
su nacimiento con agujas de acupuntura y hierbas en la mano, lo cual
se utiliza para establecer su superioridad sobre otros curanderos,
incluso los chinos.
El título del "Médico Tres Veces Coronado"
En las versiones sánscrita y tibetana, el título de "Rey de
la Medicina" se refuerza aún más al narrar cómo Jīvaka es
reconocido y nombrado así por la corte en tres ocasiones distintas,
cada una después de realizar un milagro médico. Este reconocimiento
repetido consolida su estatus como el médico más destacado y le
otorga el título de "Médico Tres Veces Coronado"
Los humildes orígenes de Jīvaka y su búsqueda de
conocimiento
Las narrativas más antiguas sobre Jīvaka, presentes en textos
como los Pāli, el Dharmaguptaka Vinaya chino y el sūtra T. 553, nos
presentan una imagen más humilde de sus orígenes. A diferencia de
las versiones posteriores que lo vinculan con la legendaria cortesana
Āmrapālī, estas primeras tradiciones lo describen como hijo de una
gaṇikā llamada Salāvatī. Desechado en un montón de basura por
un esclavo, su vida comenzó de manera precaria. Sin embargo, el
destino intervino cuando el príncipe Abhaya, hijo del rey Bimbisāra,
lo encontró y decidió criarlo, otorgándole el nombre de "Jīvaka",
que significa "el que está vivo".
Este encuentro fortuito marcó el inicio de un camino que llevaría
a Jīvaka a convertirse en una figura legendaria. A medida que
crecía, el joven aprendió sobre sus humildes orígenes y, impulsado
por el deseo de superación, decidió buscar una educación que lo
elevara por encima de sus circunstancias. Con el conocimiento de sus
raíces, Jīvaka se sintió motivado a demostrar su valía y a
construir una vida digna.
La formación en Takṣaśilā y el dominio de la medicina
Sin revelar sus planes al príncipe Abhaya, Jīvaka emprendió un
viaje hacia Takṣaśilā, un antiguo centro de aprendizaje
reconocido por su excelencia en diversas disciplinas, especialmente
la medicina. Esta ciudad, ubicada cerca de la actual Islamabad,
Pakistán, era considerada un referente en el mundo antiguo y atraía
a estudiantes de todas partes deseosos de adquirir conocimientos.
En Takṣaśilā, Jīvaka se sumergió en el estudio de la
medicina, demostrando una aptitud excepcional para esta disciplina.
Durante su formación, adquirió un profundo conocimiento de las
diversas ramas del Ayurveda, incluyendo la Kaumārabhṛtya, que se
enfocaba en la obstetricia y la pediatría. Es probable que su nombre
"Komārabhacca" esté relacionado con esta rama de la
medicina, sugiriendo que sus conocimientos en el cuidado de los niños
eran especialmente destacados.
Al finalizar sus estudios, Jīvaka regresó a Rājagṛha como un
médico altamente capacitado y preparado para ejercer su profesión.
Su conocimiento y habilidades médicas pronto lo harían famoso, y su
reputación lo llevaría a convertirse en el médico personal del rey
Bimbisāra y, posteriormente, del Buda.
Las versiones sánscritas y tibetanas: un origen real y
una educación superior
Las tradiciones sánscritas y tibetanas, especialmente la escuela
Mūlasarvāstivāda, ofrecen una versión diferente del origen de
Jīvaka. En estas narrativas, se establece que Jīvaka nació como
hijo ilegítimo del rey Bimbisāra y la esposa de un comerciante, a
quien en algunas versiones se identifica con la famosa cortesana
Āmrapālī. Sin embargo, es importante destacar que en estas
versiones, Āmrapālī es presentada como la madre del príncipe
Abhaya y no de Jīvaka.
Según estos relatos, el rey Bimbisāra, en una relación
clandestina con la esposa del comerciante, engendró a Jīvaka.
Temeroso de las consecuencias, el rey ordenó que el recién nacido
fuera abandonado en un cofre frente al palacio. Al descubrir al niño,
el rey, impresionado por su supervivencia, lo nombró "Jīvaka",
que significa "el que vive". El pequeño fue entonces
criado en la corte bajo el cuidado de una persona llamada Zho-nu
Jigmed (en la versión tibetana).
El despertar de la vocación médica y la formación en
Takṣaśilā
Durante su infancia en la corte, Jīvaka tuvo la oportunidad de
observar el trabajo de los médicos reales. Fascinado por sus
habilidades y el impacto que tenían en la vida de las personas, el
joven príncipe decidió dedicar su vida a la medicina. Impulsado por
esta vocación, Jīvaka viajó a Takṣaśilā, un prestigioso centro
de aprendizaje ubicado en la actual Pakistán, para recibir una
formación más especializada.
Es interesante destacar que, según el Dharmaguptaka Vinaya y los
Jīvaka Sūtras chinos, Jīvaka, incluso antes de partir a Takṣaśilā,
ya había demostrado un gran talento para la medicina, superando a
los médicos de la corte. Sin embargo, su sed de conocimiento lo
llevó a buscar una formación más avanzada en este reconocido
centro de estudios.
Takṣaśilā bajo el dominio aqueménida
Es importante contextualizar la formación de Jīvaka en
Takṣaśilā. En aquella época, alrededor del siglo V a.C., esta
ciudad se encontraba bajo el dominio del Imperio Aqueménida, que
había extendido su influencia hasta el valle del Indo. Este hecho
histórico añade una dimensión internacional a la formación de
Jīvaka, sugiriendo que su conocimiento médico podría haber estado
influenciado por las prácticas médicas de otras culturas.
Jīvaka: El Arhat que expone el corazón
Las tradiciones chinas nos ofrecen una faceta adicional de la vida
de Jīvaka, presentándolo no solo como un destacado médico, sino
también como un devoto seguidor del Buda. Según estos relatos,
Jīvaka era originalmente el príncipe heredero de un reino en la
India central. Sin embargo, cuando su padre falleció, en lugar de
asumir el trono, Jīvaka decidió renunciar a sus derechos reales
para dedicarse por completo al estudio del Dharma y seguir los pasos
del Buda.
Esta decisión radical fue motivada por su profunda devoción
religiosa. Para demostrar la sinceridad de sus intenciones y la
importancia que otorgaba a su fe, Jīvaka expuso su pecho frente a su
hermano, revelando una imagen del Buda grabada en su corazón. Este
gesto conmovió profundamente a su hermano, quien, impresionado por
la fe inquebrantable de Jīvaka, decidió renunciar a sus ambiciones
de poder y llamó a su ejército para retirarse.
Debido a este acto de devoción y renuncia, Jīvaka recibió el
título de "Arhat que expone el corazón" (Kaixin Luohan en
pinyin). Este título refleja su profunda conexión con el Buda y su
disposición a sacrificar todo por su fe.
La renuncia al trono y la búsqueda del conocimiento
En todas las versiones de la historia de Jīvaka, ya sean las
tradiciones chinas, sánscritas o pali, se enfatiza la decisión del
joven príncipe de renunciar a su derecho al trono para dedicarse al
estudio de la medicina en Takṣaśilā. Esta elección, motivada
tanto por su vocación como por su devoción religiosa, lo llevó a
convertirse en uno de los médicos más reconocidos de su época.
Se estima que Jīvaka tenía alrededor de dieciséis años cuando
inició sus estudios en Takṣaśilā. Esta temprana edad, combinada
con su inteligencia y dedicación, le permitió adquirir un
conocimiento profundo de la medicina y convertirse en un maestro en
su campo.
La formación de Jīvaka en Takṣaśilā y su dominio de
la medicina
Jīvaka, el legendario médico del Buda, recibió una formación
rigurosa en Takṣaśilā, un prestigioso centro de aprendizaje en la
antigua India. Durante siete años, fue instruido por el renombrado
ṛṣi Ātreya Punarvasu, quien, según los textos tibetanos, había
sido el médico del padre de Bimbisāra.
Bajo la tutela de Ātreya, Jīvaka estudió los clásicos
ayurvédicos como el Caraka Saṃhitā y el Suśruta Saṃhitā,
adquiriendo un profundo conocimiento de la medicina tradicional
india. Además, desarrolló una capacidad excepcional para la
observación, lo que le permitía diagnosticar enfermedades con gran
precisión. Una anécdota famosa cuenta cómo Jīvaka, observando la
huella de un elefante, pudo describir con detalle al jinete
simplemente a partir de las marcas en el suelo.
Pruebas y reconocimientos
A lo largo de su formación, Jīvaka enfrentó diversas pruebas
para demostrar su conocimiento y habilidades. En una de ellas, se le
encomendó la tarea de encontrar una planta en el bosque que
careciera de propiedades medicinales. Sin embargo, Jīvaka demostró
un dominio tan profundo de la botánica que no pudo encontrar ninguna
planta que no tuviera algún uso medicinal.
Al finalizar sus estudios, Ātreya reconoció el talento
excepcional de Jīvaka y lo nombró su sucesor. Sin embargo, las
versiones sánscritas y tibetanas sitúan esta prueba al inicio de su
formación, como un requisito para ser admitido en Takṣaśilā.
Un objeto milagroso y la visión interior
Posteriormente, Jīvaka continuó su aprendizaje en Bhadraṅkara,
donde estudió el Sarvabhūtaruta, un texto que podría estar
relacionado con cantos mágicos y dharanis. Durante sus viajes,
adquirió un objeto milagroso que le permitía ver a través del
cuerpo humano y diagnosticar enfermedades de manera precisa. Este
objeto, descrito como un palo de madera en algunos relatos y como una
gema en otros, le otorgaba una visión interior que le permitía
detectar cualquier dolencia.
Jīvaka: Un médico renombrado y compasivo
Tras completar su formación en Takṣaśilā, Jīvaka regresó a
Rājagṛha y comenzó a ejercer la medicina. Inicialmente, tuvo que
trabajar para ganarse la vida y demostró su habilidad al curar a la
esposa de un rico comerciante, sin cobrar honorarios por su exitoso
tratamiento. Rápidamente se ganó una reputación y comenzó a
atender a pacientes influyentes, incluido el rey Bimbisāra.
Un médico innovador y compasivo
Jīvaka era conocido por sus técnicas médicas avanzadas para su
época. Realizó procedimientos complejos como trepanaciones,
extirpaciones de masas intracraneales y cirugías nasales. También
se le atribuyen técnicas como la laparotomía, la extirpación de
vólvulos y cesáreas, las cuales realizaba bajo algún tipo de
anestesia. Sus tratamientos se basaban en los conocimientos de la
época, siguiendo los protocolos descritos en los clásicos
ayurvédicos como el Caraka Saṃhitā y el Suśruta Saṃhitā.
Además de sus habilidades técnicas, Jīvaka era conocido por su
compasión y altruismo. Trataba a pacientes de todos los estratos
sociales, incluidos los pobres, sin cobrarles. También demostró
gran paciencia y comprensión al tratar a pacientes con enfermedades
mentales, como el caso del comerciante al que aconsejó permanecer
inmóvil durante un período prolongado para ayudarlo a superar una
afección cerebral.
Un médico y un devoto budista
La figura de Jīvaka se entrelaza con el budismo. Ayudó a curar
al rey Pradyota, un gobernante irascible, utilizando su conocimiento
médico y su sabiduría. Esta historia resalta la importancia de la
compasión y la paciencia en la práctica médica. Además, Jīvaka
dedicó su vida a servir a los demás y a promover el bienestar de
todos los seres sintientes, valores fundamentales del budismo.
Jīvaka, el médico del Buda
Jīvaka desempeñó un papel fundamental en la vida del Buda y de
la comunidad monástica. Como médico personal del Buda, trató
diversas dolencias, desde resfriados hasta heridas más graves
causadas por un atentado. Su habilidad y dedicación eran tales que
incluso el Buda confiaba en sus cuidados. Sin embargo, Jīvaka
también mostró una profunda devoción al Buda y a las enseñanzas
budistas, llegando a convertirse en un laico ejemplar.
La evolución espiritual de Jīvaka
Inicialmente, Jīvaka era un médico respetado pero con un ego
considerable. Sin embargo, a medida que profundizaba en las
enseñanzas del Buda, su perspectiva comenzó a cambiar. A través de
sus interacciones con el Buda y sus experiencias personales, Jīvaka
se dio cuenta de la limitación de su conocimiento y de la
importancia de la humildad. Eventualmente, alcanzó el estado de
śrotāpanna, el primer de los cuatro niveles de iluminación en el
budismo, lo que indica un progreso significativo en su camino
espiritual.
Contribuciones de Jīvaka a la comunidad budista
Además de sus habilidades médicas, Jīvaka realizó importantes
contribuciones a la comunidad budista. Donó un monasterio y una
arboleda de mangos, proporcionando un lugar de retiro para los
monjes. También fue el primer laico en ofrecer túnicas a la sangha,
lo que mejoró significativamente las condiciones de vida de los
monjes. Su generosidad y altruismo sirvieron de inspiración para
otros laicos.
Jīvaka y el Buda: una relación especial
La relación entre Jīvaka y el Buda era una combinación de
respeto mutuo y aprendizaje. Jīvaka admiraba la sabiduría y
compasión del Buda, mientras que el Buda valoraba las habilidades
médicas y la devoción de Jīvaka. A través de sus interacciones,
ambos se enriquecieron mutuamente.
El Legado
de Jīvaka: Un Médico Legendario y un Icono Budista
Jīvaka trascendió su papel como médico para
convertirse en una figura icónica en el budismo y la medicina
tradicional de Asia. Su leyenda se extendió por todo el continente,
influyendo en las prácticas médicas y las creencias religiosas
durante siglos.
Un símbolo de la medicina y el budismo
En los textos budistas, Jīvaka es presentado como un modelo de
devoción y habilidad médica. Su capacidad para curar al Buda y a
otros personajes importantes le otorgó un estatus casi divino. En
China, fue deificado y asociado con la medicina tradicional, llegando
a ser considerado el "Rey de la Medicina". Su figura fue
utilizada para promover el budismo y legitimar las prácticas médicas
de la época.
Influencia en la medicina tradicional
El legado de Jīvaka se manifiesta en diversas tradiciones médicas
asiáticas. En la medicina china, se le atribuyen numerosas fórmulas
y tratamientos, y su nombre se asoció con la ginecología y la
pediatría. En la India, era considerado un autoridad en enfermedades
infantiles y su nombre estaba ligado a textos médicos importantes.
Incluso en Tailandia, se le considera el creador del masaje
tradicional tailandés.
Un monasterio en su honor
El monasterio que Jīvaka donó a la comunidad budista, conocido
como Jīvakarāma Vihāra, se convirtió en un lugar de peregrinación
y estudio. Sus ruinas, descubiertas en Rajgir, son un testimonio de
la importancia histórica y religiosa de este lugar.